viernes, 3 de junio de 2011

PRODUCTO 7

DISCURSO SOBRE LOS ANTECEDENTES DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA
“Una revolución sin pensamiento crítico sin libertad para contradecir al poderoso es una revolución que se derrota a sí misma, un fraude.”


          Buenos tardes honorables compañeros que nos honran con su presencia, público en general; me presento ante ustedes para venir a disertar con el tema el Porfiriato y sus consecuencias sociales.

¿Por qué ocurrir este hecho tan doloroso?:

Todo empezó con un hombre bueno, sabio, firme y patriota que simplemente no supo mantenerse en los límites de su autoridad no supo medir hasta dónde podía y debía llegar en su justificado deseo de un orden político y social. Este hombre fue Don Porfirio Díaz, uno de los más brillantes combatientes, héroe de cien batallas. Cuando Díaz se elevó en 1877 a la más alta magistratura de la República, fue aclamado por todo el país, Don Porfirio cumplió y fue querido. Durante el Porfiriato   floreció la literatura, la pintura, la música y la escultura. Fue entonces cuando Porfirio fundo institutos, bibliotecas, sociedades científicas y asociaciones culturales, y como consecuencia de la filosofía positivista en México, se dio gran importancia al estudio de la historia,   además la construcción de ferrocarriles fue uno de los puntos más importantes en el desarrollo de la economía mexicana, otro factor que permitió el desarrollo del México porfiriano fue la inversión extranjera, ya que los empresarios de otros países deseaban aprovechar los recursos naturales de México. Se construyeron redes de telégrafo y teléfono, y se mejoraron las comunicaciones entre los puerto. La industria fue una de las ramas que más atención y presupuesto recibió durante el Porfiriato. En la minería, México ocupó el primer lugar en producción de plata y se ha mantenido en este puesto desde entonces. La producción de metales y combustibles se incrementó con el único fin de exportarla hacia otros países. Durante el Porfiriato se sentaron las bases de la educación pública, que siempre fue respaldada por intelectuales de índole liberal como justo.

Don Porfirio cumplió y fue querido: restableció la paz interior; levantó el honor nacional de México; aumentó la riqueza; hizo renacer el trabajo. México lo amó y le perdonó sus irregularidades ilegales por mucho tiempo.
Pero poco a poco fue pasándose de la medida en esta política, que no por ser beneficiosa dejaba de ser arbitraria y dar un ejemplo constante de injusticia. Y la gente, pasada la primera urgencia, restaurado el pulso de país, empezó a percibir la contradicción en que vivía el general Díaz. Había luchado gallardamente por las leyes de Reforma y cometía la burla de no hacer ningún caso de ellas; había peleado reciamente por la independencia de la Patria, y ahora entregaba su suelo y sobre todo su subsuelo a voraces capitalistas extranjeros, con tal imprevisión, que parecía una venta; había nacido y crecido entre el pueblo; había vivido con él y para él una vida heroica, y el pueblo estaba abandonado y era maltratado y vejado por los grandes hacendados y las poderosas empresas. Y aunque él era cada vez más autoritario, pero no inhumano, muchos de sus representantes sobre todo en el campo, eran verdaderos verdugos del pueblo.
El orden impuesto y ano era un beneficio, sino una opresión; ya no favorecía a la Patria, la perjudicaba, porque anulaba toda iniciativa. La tranquilidad, querida cuando era una necesidad vital, ya no era apreciada ahora, porque enmascaraba la injusticia y el abuso. El orden aparente ocultaba un gran desorden moral y una grave indignación cívica. El pueblo estaba irritado. Conseguido el orden, lo quería completo; pedía la ley, porque sin ley no hay orden verdadero.
Así lo entendió el ilustre prócer don Francisco I. Madero, y por eso pidió al general Díaz que restableciera la ley, que devolviera al pueblo su derechos y que en esta forma permitiese elegir como era debido por lo menos el Vicepresidente de la República, pues él podía seguir siendo Presidente, en atención a sus grandes méritos anteriores.
Don Porfirio, ya muy anciano, e influido por sus consejeros, no accedió, e impuso una nueva reelección ilegal confirmando su tiranía. Y entonces Madero desencadenó la Revolución Mexicana.
Esto ocurrió el día 20 de noviembre de 1910.
Casi cien años justos después de alcanzar la libertad nacional, el pueblo mexicano se lanzaba a la lucha por sus derechos políticos y por una superior justicia social, cosas que logró, después de épica, lucha, mediante la Constitución de 1917, que todavía está vigente en lo fundamental.
Y ya nunca más se dejará el pueblo mexicano arrebatar sus conquistas políticas y sociales.

1 comentario:

  1. La oratoria es una estrategia de la historia oral que puede ser aplicada dentro de un grupo con la preparación necesaria para llevarse a cabo. Fue muy gratificante observar el trabajo de su equipo en este método didáctico. Ojalá pueda utilizarla y le arroje resultados significativos. Buen discurso el de su grupo de compañeros.

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